MUSEO VASCO DEL FERROCARRIL

Museo Vasco del Ferrocarril con perro

En octubre de 2021 visité en Azpeitia el Museo Vasco del Ferrocarril. Se trata de uno de los mejores museos de su categoría que hay en España y además… ¡es pet friendly! Este museo está abierto a familias que acuden con perros educados (atados y controlados). Es una experiencia espectacular que te permite viajar a través del tiempo, montar en un auténtico tren de vapor, y conocer la historia del ferrocarril. 

Inaugurado en 1992, este museo, que gestiona Euskotren, alberga en sus instalaciones de Azpetia (Gipuzkoa) una impresionante colección ferroviaria, con vehículos de todo tipo, locomotoras de vapor, diésel y eléctricas; automotores y diversas clases de vagones de todas las épocas. El plato fuerte es el viaje de 45 minutos (ida y vuelta) en un histórico tren de madera tirado por una auténtica locomotora de vapor (os cuento mi experiencia un poco más abajo en este mismo texto). Ojo porque, a pesar de que el Museo Vasco del Ferrocarril permanece abierto de martes a domingo, el tren de vapor solo sale los sábados a las 12.00 y 17.00 horas y los domingos a las 12.00 horas (y parte del invierno, este tren descansa). 

Acostumbrados a viajar en tren, seguro que jamás os habéis planteado que su nacimiento marcó un antes y un después en la historia. Nuestro planeta está surcado por millones de caminos de hierro por los que viajan ferrocarriles con mercancías, pasajeros, trenes turísticos, incluso trenes de lujo. Lo cierto es que sus inicios no fueron nada fáciles, muy pocos confiaban en las posibilidades de ese caballo de hierro que empezaba a acercar pueblos y culturas.

En el siglo XIX les parecía imposible que una maquina alcanzara los 30 kilómetros por hora. Si supieran que hoy el AVE está homologado para alcanzar una velocidad de 300 Km/h se volverían locos.

EL MUSEO VASCO DEL FERROCARRIL ADMITE MASCOTAS

El Museo Vasco del Ferrocarril está situado en las instalaciones de la antigua estación de tren del Urola de Azpeitia, encajada entre montañas. Se nota que al personal del museo les encantan los animales, siempre tienen un gesto de cariño para las familias y sus mascotas. Son tan pet friendly que incluso conviven con una colonia de gatos que cuidan y alimentan. Ha sido muy divertido ver a Pablo como se las veía y se las deseaba para grabar planos míos con el mosqueo que tenía yo con el olor a gato. Él no los olía, pero yo, sí. Los mininos viven en la zona de la estación, pero cuando ven que hay mucha gente se esconden.

UN VIAJE INOLVIDABLE EN UN AUTÉNTICO TREN DE VAPOR

Os recomiendo que empecéis la visita del museo con el viaje en el tren de vapor. Pero id, al menos, media hora antes de la salida para ver cómo llega la locomotora y la prepara Juanjo, el maquinista, con su equipo: desde un gran depósito la cargan de agua y alimentan la caldera con bien de carbón. Todo un espectáculo.

El tren de vapor sale de la misma estación para realizar un recorrido lineal en paralelo al río Urola de unos 20 minutos hasta la antigua estación de Lasao. En ese punto, podréis bajar del tren y ver cómo la locomotora maniobra para engancharse al último tren y volver por el mismo camino.

PARADA EN LA ANTIGUA ESTACIÓN DE LASAO

En Lasao también podréis contemplar cómo han recreado la casa en la que vivía el jefe de estación. Es todo de época, la vida tal y como se vivía hace un siglo, los muebles, la cocina, los enseres, hay hasta productos de esos que nuestros humanos tienen en la memoria, esos que les trasladan a su infancia (la gaseosa La Jirafa, el sifón Pitusa, las botellas de Kas, botes de Eco instant…).

La locomotora de vapor se mueve gracias a la combustión del carbón, su chimenea suelta ese humo tan típico de los largometrajes en blanco y negro. Por un instante pensé que estábamos dentro de la película Los hermanos Marx en el Oeste. A Pablo solo le faltó gritar como Groucho: “¡Traer madera, es la guerra!”.

UNIFORMES, RELOJES, BILLETES Y MUCHOS VEHÍCULOS ORIGINALES

Ya de vuelta a la estación de Azpeitia, os recomiendo iniciar la visita al museo que está dividido en cuatro espacios bastante diferenciados, todos ligados a la historia del ferrocarril.

Empezamos por la sala de uniformes que se encuentra en la primera planta del edificio principal. Allí nos topamos con una colección de trajes en la que podemos distinguir todos los cambios de tendencias a lo largo de la historia.

Si hay algo valioso y primordial en los caminos de hierro eso es el tiempo. La puntualidad es y era fundamental para evitar accidentes. Los jefes de estación lo sabían, la sincronización del tiempo era cuestión de vida o muerte. Por eso, la siguiente sala que debéis visitar es la Sala de los relojes. Se trata de una excelente ocasión para contemplar una de las mejores colecciones de relojes del sector ferroviario.

En el exterior nos topamos con una inmensa grúa de vapor que en su día facilitaba la acción de cargar y descargar vagones de mercancías. Esa grúa fue construida por Grafton en 1920, fue utilizada hasta el año 1995. Hoy en día sigue estando operativa y es toda una joya de la ingeniería.

Siempre me había preguntado cómo darían la vuelta los trenes. Hoy sé que llevan dos locomotoras, una delante y una detrás. No siempre fue así. Para ver cómo lo hacían hace un siglo lo mejor es acercarse al puente giratorio y su rotonda. Es todo un lujo que difícilmente se puede ver en otros lugares.

LAS COCHERAS Y LA SALA DE LOS TRANSPORTES URBANOS

Entrar en las cocheras del museo es como entrar en un libro de historia pero de los que se pueden oler, tocar y sentir. Entre sus paredes descansa una completa colección de locomotoras (vapor, diésel y eléctricas) y vagones de todos los tiempos. Es una gozada ver cómo se han contextualizado los vehículos con la ropa típica de cada época, mercancías de productos típicos del momento, etc. Por cierto, no falta el tren diseñado por Alejandro Goicoechea con la financiación de José Luis Oriol Urigüen, el famoso Talgo. Todo queda en casa.

La visita al Museo Vasco del Ferrocarril finaliza en la enorme sala de los transportes urbanos, un curioso espacio en el que se reúnen un sinfín de tranvías, autobuses y trolebuses. Incluso podréis ver hasta un camión de bomberos antiguo.

COMER CON PERRO EN AZPEITIA

A Azpeitia fuimos en el día desde Donostia (son 40 minutos en coche). Entre grabación y grabación dimos un paseo por el centro de la ciudad y tomamos unos pintxos en dos bares que están muy cerca del museo (3 minutos andando): la taberna Ertz (calle Enparan, 38) y el bar Topa (calle Erdikale, 28). Los dos permiten perros de compañía atados y controlados dentro.